Salmo 125: Alabanzas y súplicas ante el monte Sion y Jerusalén.


Salmo comunitario de los peregrinos de confianza y súplica.


Me imagino a los peregrinos llegados a Jericó por el valle del Jordán. Comienza la última jornada. Son 25 kms. Y hay una subida desde los 250 metros bajo el nivel del mar a los 940 sobre el nivel del mar.


El esfuerzo es fuerte. La mirada hacia la altura va encontrado el monte y la ciudad amurallada. Los peregrinos rompen en aclamaciones. El Señor es el que da fortaleza al monte y belleza a la ciudad.


La vista del monte Sión despierta en el salmista el sentimiento de la firme confianza del pueblo fiel en el Señor. Como aquella montaña privilegiada no tiembla, porque la morada de Dios en ella es su más firme cimiento, así la unión con Dios da al alma la más firme seguridad.

 

La semejanza se refuerza en el v. 2. Los montes que rodean a Jerusalén: el Escopo al noreste, el Olivete, el del Escándalo al este, el del Mal Consejo al sur, y las colinas onduladas del oeste, son símbolo del poder divino para el pueblo.

 

Extraído de R. Arconada, en La Sagrada Escritura. Texto y comentario, de la BAC

 

 

SUGERENCIAS PARA REZAR ESTE SALMO EN GRUPO

 

 

Lector/a:

Los que confían en el Señor son como el monte Sion:
no tiembla, está asentado para siempre.

 TODOS: ¡Paz a Israel!
 
Lector/a:

Jerusalén está rodeada de montañas,
y el Señor rodea a su pueblo
ahora y por siempre.
 TODOS:
¡Paz a Israel!
 

Lector/a:
No pesará el cetro de los malvados
sobre el lote de los justos,
no sea que los justos extiendan
su mano a la maldad.

TODOS: ¡Paz a Israel!
 

Lector/a:
Señor, concede bienes a los buenos,
a los sinceros de corazón;

TODOS: ¡Paz a Israel!


Lector/a:
Y a los que se desvían por sendas tortuosas,
que los rechace el Señor con los malhechores.
TODOS:
¡Paz a Israel!


 
Salmo 124, El peregrino da gracias al Señor

porque lo ha salvado de muchos peligros.

 

 Primera acción de los peregrinos en Jerusalén:

dar gracias a Dios Salvador porque les ha librado de terribles peligros.

 

El salmo 124 tiene dos partes diferenciadas y una aclamación del pueblo

·       La primera parte, con imágenes potentes describe peligros de muerte por los que el pueblo ha pasado en su historia, o en circunstancias concretas.

 

El salmista y el que lo reza puede recordar los peligros graves y mortales de los que el Señor Salvador le ha librado

 

·       En la segunda parte el pueblo bendice al Señor porque como un pájaro, se ha librado de una muerte cierta: la trampa se rompió y escapamos.

 

Y ahora un tiempo para reconocer y bendecir a Dios que nos libró de los peligros, de las situaciones de daño que nos encerraban sin posibilidad de salir.

 

·      La invocación final la utilizamos en la Iglesia con toda frecuencia para iniciar la liturgia de las horas. A la hora de rezar cada uno o en comunidad, le pedimos al Señor que nos libre de todo peligro para que nuestra oración ya purificada llegue a su presencia.

 

SUGERENCIAS PARA REZAR ESTE SALMO EN GRUPO

 

Lector/a:

Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte
-que lo diga Israel-,
 Todos:

El auxilio me viene del Señor

 

Lector/a:

Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte,
cuando nos asaltaban los hombres,
nos habrían tragado vivos:
tanto ardía su ira contra nosotros.

Todos:

El auxilio me viene del Señor


Lector/a:

Nos habrían arrollado las aguas,
llegándonos el torrente hasta el cuello;

Todos:

El auxilio me viene del Señor

 

Lector/a:

Nos habrían llegado hasta el cuello
las aguas espumantes.
 Todos:

El auxilio me viene del Señor


Lector/a:
Bendito el Señor, que no nos entregó
en presa a sus dientes;
hemos salvado la vida, como un pájaro
de la trampa del cazador:
la trampa se rompió, y escapamos.
 Todos:
 
Nuestro auxilio es el nombre del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu,

ahora y por siempre. amén.

 

ORACIÓN FINAL

 

Pastor Bueno: tú guías al rebaño a través de cañadas oscuras y valles de tinieblas;

alienta nuestro desánimo con tu misericordia;

arráncanos del temor a los lobos rapaces que nos rodean;

reaviva la confianza y en el corazón del Padre

para que nos gocemos en el trabajo y la extensión de tu Reino.

Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

 

Salmo 123, El peregrino llega deseando misericordia 



Los peregrinos después del saludo exultante al llegar a la meta, inician un recorrido espiritual más interior.

-     Alzar los ojos. Un gesto lleno de súplica y a la vez confianza. El peregrino reconoce su pequeñez ante la grandeza de quien habita en los cielos.

-     La comparación del esclavo y el amo es también de disponibilidad. Las órdenes del dueño las verán los ojos para realizar al momento aquel deseo.

-     Pero aquí, la orden no es una tarea a realizar sino lo que se espera es el gesto de misericordia y bondad que sólo viene de Dios.

-     Y se espera misericordia porque estamos saciados de desprecios. Llegar al templo es recordar que los peregrinos viven en un mundo sin Dios, en el que son perseguidos y acosados. Aquí la oración se une a la Iglesia perseguida.

-     La misericordia que busca el peregrino es la medicina que cure todas sus heridas.



CÓMO REZARLO


LECTOR/A:

A ti levanto mis ojos,
a ti que habitas en el cielo.
 
CORO A:
Como están los ojos de los esclavos
fijos en las manos de sus señores,
como están los ojos de la esclava
fijos en las manos de su señora,
así están nuestros ojos
en el Señor, Dios nuestro,
esperando su misericordia.

 

CORO B:
Misericordia, Señor, misericordia,
que estamos saciados de desprecios;
nuestra alma está saciada
del sarcasmo de los satisfechos,
del desprecio de los orgullosos.

 

TODOS:

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo,

ahora y por siempre. Amén.



Salmo 122, Llegada a Jerusalén


Júbilo de los peregrinos

-     Los peregrinos convergen hacia el templo.

-     Los peregrinos se ven y se reconocen subiendo al tenmplo.


Vamos.

-     Es palabra de ánimo de unos para otros.

-     La peregrinación anual al templo es comunitaria.


Bendiciones a Jerusalén:

Dios ha fundado a Jerusalén como centro del pueblo de la alianza.

-     Paz y seguridad a Jerusalén

-     Paz contigo

-     Te deseo todo bien


A TENER EN CUENTA


Encontrarse en la casa de Dios despierta el júbilo y la emoción de haber llegado.

El peregrino experimenta la necesidad de una casa. No es un vagabundo, pero anda errante muchos días, atravesando el desierto.

Y Dios tiene una casa que es hogar y meta de todos los caminos de la vida.

Cuando los peregrinos ven Jerusalén, quedan maravillados de la belleza de su aspecto.

Les parece un todo amónico de edificios y murallas.

El deseo de Dios nos hace ver las maravillas que rodean a los peregrinos entonces y ahora.


CÓMO REZARLO


TODOS:

¡Qué alegría cuando me dijeron:
"Vamos a la casa del Señor"!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén.
 
Lector/a 1:

Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.

 

Lector/a 2:
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor,
según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;

 

Lector/a 3:
En ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David.
 
CORO A:
Desead la paz a Jerusalén:
"Vivan seguros los que te aman,
haya paz dentro de tus muros,
seguridad en tus palacios".
 

CORO B:
Por mis hermanos y compañeros,
voy a decir: "La paz contigo".
Por la casa del Señor, nuestro Dios,
te deseo todo bien.

 

TODOS:

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo,

ahora y por los siglos. Amén.



Salmo 121, Comienza la peregrinación


El primer día de la peregrinación el corazón rebosa alegría. No sólo mira adelante, sino que mira también hacia arriba.


Ahí están los montes que hemos de atravesar. Ahí están las dificultades que no sabemos si podremos superar. Recuerdo que en el camino de Santiago hay un buen tramo, un día o dos, que el camino va por asfalto junto a una carretera. Aquello fue más difícil que subir y bajar montes.


Por eso, ¿de dónde me vendrá la ayuda? Es un salmo dialogado que pregunta y responde en labios de un peregrino. La respuesta exhala confianza: La ayuda me viene del Señor (y para acallar ansiedades), que hizo el cielo y la tierra. La respuesta despierta la confianza en Dios que es nuestro auxilio.


El salmo muestra la naturaleza que ve el peregrino: los montes y sus caminos, el pie que resbala, sol y luna… para asegurar que en todo tiempo allí está el guardián de mi vida. Tu guardián no duerme, siempre está vigilando para librarte del peligro que acecha en la noche.


El Señor conoce tus entradas y salidas. El Señor conoce el principio y el final de todas tus cosas. Un inicio y una meta que están aseguradas en la experiencia de la peregrinación.


A TENER EN CUENTA.

La palabra clave es guardián (L.A. Schökel).

El camino del peregrino es un entrenamiento de la confianza en Dios.


CÓMO REZARLO

Un peregrino pregunta y el grupo le responde.

Es una fórmula para cantar y caminar.

Por ello os propongo una oración responsorial.



Lector/a:

Levanto mis ojos a los montes:
¿de dónde me vendrá el auxilio?


TODOS:

El auxilio me viene del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
 
Lector/a::

No permitirá que resbale tu pie,
tu guardián no duerme;
no duerme ni reposa
el guardián de Israel.
 

TODOS:

El auxilio me viene del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.

 

Lector/a::
El Señor te guarda a su sombra,
está a tu derecha;
de día el sol no te hará daño,
ni la luna de noche.
 

TODOS:

El auxilio me viene del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.

 

Lector/a:
El Señor te guarda de todo mal,
él guarda tu alma;
el Señor guarda tus entradas y salidas,
ahora y por siempre.


TODOS:

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo

Como era en un principio ahora y siempre

Por los siglos de los siglos. Amén.



SALMO 120, Preparando la peregrinación


Este salmo te ayudará preparar un camino en la vida ya sea, vocacional, profesional, un viaje, una nueva residencia, o bien en sentido religioso, un viaje a un santuario, a pie, solitario o en grupo.


Nos trae los ecos de la subida de los israelitas:

·       Desde Egipto a la tierra prometida;

·       Desde Babilonia en el destierro, a la ciudad santa de Jerusalén;

·       Prefigurando la subida al final de los tiempos, de todos los pueblos a la Jerusalén celestial.


Desde la realidad dolorosa de la angustia, de la calumnia, de las ofensas, de ser inmigrante, el creyente suplica a Dios al iniciar el viaje y Dios le responde.


Un verso para meditar:

Demasiado llevo viviendo con los que odian la paz.

 

Podemos rezar este salmo de esta manera:


Lector/a:

En mi aflicción llamé al Señor,
y él me respondió.
Líbrame, Señor, de los labios mentirosos,
de la lengua traidora.
 
TODOS:

¿Qué te va a dar o a mandarte Dios,
lengua traidora?
Flechas de arquero,
afiladas con ascuas de retama.

 

Lector/a:

¡Ay de mí, desterrado en Masac,
acampado en Cadar!
Demasiado llevo viviendo
con los que odian la paz;
cuando yo digo: «Paz»,
ellos dicen: «Guerra».

 

TODOS:

              Gloria al Padre, y al Hijos, y al Espíritu Santo

              Como era en el principio ahora y siempre

              Por los siglos de los siglos amén.