Hijo mayor de una familia acomodada de 15 hijos, había nacido cerca de Boulogne el 26 de marzo de 1748. A los doce años fue enviado a estudiar bajo la dirección de un tío suyo cura. Durante los 6 años que pasó en la casa rectoral del tío maduró la posible vocación monástica, pero no obtuvo la aprobación de sus padres hasta la muerte del buen clérigo, en tiempo de epidemia.
SAN BENITO JOSÉ LABRE. 1748 - 1783
Y allí empezó para el joven lo que fue un auténtico víacrucis por monasterios de clausura de todo tipo –cistercienses, trapenses, cartujos- en los que intentó ser monje con escaso éxito, pues de unos tuvo que salir por motivos de salud (en los que los escrúpulos tuvieron un papel importante) y de otros fue invitado a marcharse. El último monasterio en el que estuvo fue la abadía de Sept-Fonts, cisterciense, en 1769 (21 años), pero brevemente porque llegaba exhausto de los anteriores intentos fallidos.
A pie descalzo
A partir de ese momento, su vida fue un peregrinar a pie descalzo a santos lugares, sin morada fija y viviendo solamente de la providencia. En muchas ocasiones despreciado y objeto de burlas, sin embargo, no le faltó la ayuda de gente buena, se cuenta incluso que uno de los que lo alojaron en su casa habría sido el tío del Cura de Ars. A pie recorrió media Europa, desde Compostela a Nápoles, pasando por Ensiedeln en Suiza, Paray-le Monial en Francia, Loreto, Asís y Nápoles, etc., hasta que llegó a Roma en 1778 y allí se quedó hasta su muerte cinco años después a los 35 años.
Por suerte se quedó en Roma en ese periodo final de su vida, pues si hubiese seguido peregrinando quizás no hubiera llegado a la gloria de los altares. De hecho, en el proceso de canonización se objetó que tanta peregrinación no podía ser camino seguro de santidad, según la famosa aseveración que hace la Imitación de Cristo: Qui multum peregrinantur, raro santificantur.
Pero como al final se asentó en Roma, aunque fuera indigente sin techo, entonces se pudo superar la dificultad.
Sencillez y humildad
La vida no le sonrió a nuestro vagabundo pero la gente de la Urbe lo quiso mucho: acostumbrados a altos prelados, famosos fundadores y figuras espirituales de todo tipo, los romanos se enamoraron de la sencillez y la humildad de este hombre que no pedía limosna pero confiaba en la providencia, e incluso aprovechaba el dinero que le daban para a hacer obras de la caridad. Visitaba las tumbas de los mártires, asistía cada día a misa y acudía a la adoración de las Cuarenta Horas en las diferentes iglesias de la ciudad; y además, jugaba con los niños y gustosamente se paraba a hablar con la gente, llegando a ser el paño de lágrimas de muchos.
Aquel 15 de abril de 1783 era un miércoles santo, cuando un carnicero del barrio de nombre Zacarelli se lo encontró caído en la calle cerca del mercado de Santa Maria dei Monti y decidió llevarlo a su casa. La última noche de su vida tuvo un techo y el calor de un hogar, en el que murió en la madrugada del día siguiente, Jueves Santo, 16 de abril.
El cielo de los elegidos
Camilo José Cela, admirador de Labre, escribió sobre su muerte: Mientras las campanas de Roma repicaban el anuncio de la Salve, Benito José Labre, claro espejo de vagabundos, cerró los ojos para siempre. Su alma, también para siempre, voló, escoltada por el sonar de los clarines del gozo, hasta el alto cielo de los elegidos.
Canonizado solemnemente por León XIII en 1881 siempre será pobre entre los pobres.
Alberto Royo Mejía. VIDA NUEVA, 14/10/2023
SAN BENITO JOSÉ LABRE, PEREGRINO VAGABUNDO
La vocación singular de san Benito José llama la atención e interroga, como todos los santos que nos muestran con radicalidad una de las dimensiones de Cristo. Fueron muchos kilómetros, pero sobre todo cómo los caminó.
· Peregrino en pobreza y humildad. Siempre caminó a pie.
· No mendigo sino vagabundo. Nunca pidió dinero y si le daban alimentos o monedas las repartía con los demás sin techo.
· Con la meta siempre en un santuario. Todos los conocidos en Europa en el siglo XVIII.
· Con máxima austeridad y penitencia.
Algunas peregrinaciones:
Amettes a Loreto: 1414 kms
Loreto Roma (ida y vuelta): 562 kms
Roma a Compostela: 2254 kms
Compostela a Paray-le-Monial: 1430 kms
Paray-le-Monial a Roma: 1103 kms
Roma a Ensiedeln, Suiza (ida y vuelta): 1650 kms
SANTO TORIBIO DE MOGROVEJO 1538-1606
UN OBISPO ENVIADO A LAS INDIAS
Cuando el Rey lo llamó, en 1580, Toribio no era un clérigo sino un simple laico. En tiempo récord recibió todas las órdenes sagradas una tras otra hasta el sacerdocio y, finalmente, fue consagrado obispo. Cuando debió partir no estaba realmente muy entusiasmado, porque ya se imaginaba la situación que habría encontrado: Perú estaba sometido al duro dominio de los españoles desde hacía casi 50 años, pero no era el Virrey, enviado de la Corte de España quien gobernaba; eran los descendientes de los despiadados conquistadores los que efectivamente tomaban las decisiones de gobierno. Esa gente era quien imponía sus arbitrariedades injustas sin ninguna rémora moral. Eran ellos los que materialmente explotaban a los indígenas, con la excusa de una falsa evangelización que tenía muy poco que ver con el Evangelio: las condiciones de estas personas que el obispo encontró cuando llegó al Perú eran de un extremo empobrecimiento material, espiritual, cultural y humano. Los conquistadores, por el contrario, estaban muy satisfechos y eran muy celosos de sus propios privilegios adquiridos a expensas de los indígenas. Lo más triste era que también había muchos sacerdotes aburguesados, encadenados a sus privilegios eclesiásticos, ya que habían perdido la fuerza evangélica para denunciar las injusticias.
"¡CRISTO ES LA VERDAD, NO LAS APARIENCIAS!"
En este clima de injustos contrastes comienzan los 25 años de episcopado de Toribio y su trabajo como gran reformador que llevará a la primera verdadera organización de la Iglesia peruana. Decidió comenzar desde los sacerdotes aburguesados, desde su recuperación, especialmente con su propio testimonio de santidad personal. Dedicaba muchas horas a la meditación y a la oración, consciente de que la vida espiritual de una persona crece en la medida en que dialoga con Dios. Enseguida, puso su afectuosa atención de pastor en los pueblos indígenas. Estudió sus idiomas, el quechua y el aymara, para poder hablar con ellos, pero sobre todo para trabajar en una "re-evangelización" que hablara el idioma del respeto de su dignidad. Obligó a todos los sacerdotes que trabajaban en Perú a estudiarlos e incluso consiguió publicar el Catecismo de la Iglesia Católica en los idiomas indígenas, así como en castellano. Por amor a todos y cada uno de los pueblos indígenas, durante unos 10 años recorrió y visitó cada rincón remoto de su vasto territorio - miles de kilómetros - mucho más allá de las actuales fronteras peruanas; convirtió a muchos de ellos, y dio la confirmación a tres futuros santos: san Martín de Porres, san Francisco Solano y santa Rosa de Lima.
"AMAR A LAS PERSONAS QUE SE NOS HAN CONFIADO ES AMAR A CRISTO"
En el curso de su episcopado, Toribio fundó cien parroquias, convocó un Concilio Panamericano, dos consejos provinciales y doce sínodos diocesanos; cuando la peste llegó al Perú estuvo en primera línea entre los enfermos y les regaló todo lo que tenía. Obviamente, su opción preferencial por los descartados suscitó las antipatías del Virrey, que nunca lo vió asistir a las fastuosas ceremonias de la corte, y de los conquistadores, ya que a Toribio no le importaban en lo más mínimo. En cambio, los empobrecidos y abandonados indígenas eran sus ovejas privilegiadas, y con ellas y para ellas se comportó como un verdadero y buen pastor. Murió en uno de sus viajes a Zaňa el 23 de marzo de 1606. Benedicto XIII lo canonizó en 1726; Juan Pablo II lo proclamó patrón del episcopado latinoamericano en 1983.
https://www.vaticannews.va/es/santos/03/23/s--toribio-de-mogrovejo--obispo-de-lima.html
LOS VIAJES DE SANTO TORIBIO DE MOGROVEJO, OBISPO MISIONERO
Primera visita pastoral. 1584, parte de Lima hasta Cajamarca, pasando por Chachapoyas y Moyobamba. Recorrió entre ida y vuelta algo más de 4.000 kms, según las distancias por carreteras actuales. Tardó seis años en esta visita pastoral.
Segunda visita pastoral. Desde 1593 a 1597. Parte de Lima hacia el norte, pero esta vez por el litoral: Departamento de Áncash hasta Trujillo para finalizar en Lambayeque. Recorrió algo casi 2.000 kms, en ida y vuelta.
Tercera visita pastoral. Desde 1605 a 1606. En los tiempos que estaba en Lima visitaba las comunidades que estaban más o menos cerca. La celebración del Bautizo en estas visitas pastorales era muy abundante. En su tiempo bautizó a tres grandes santos peruanos: Santa Rosa de Lima, san Juan Macías y san Martín de Porres. En esta tercera visita pastoral llegó hasta Pacasmayo (445 kms) Murió en el convento de san Agustín junto al río Zaña.
https://es.wikipedia.org/wiki/Toribio_de_Mogrovejo
SAN JUNÍPERO SERRA (1713 - 1784)
A fines de la década de 1740, se ofreció a dejar su tierra natal porque sentía un gran anhelo de servir como misionero en el Nuevo Mundo. Al llegar a México, pasó ocho años en la Sierra Gorda, una región escabrosa de Querétaro en el centro de México. Ahí predicó a los indígenas Pame. También, durante parte de ese tiempo sirvió como presidente de las cinco misiones franciscanas en esa región. Después, por ocho años más, tuvo varios puestos en la sede de los misioneros franciscanos en la Ciudad de México. Durante este tiempo predicó gran número de misiones populares en muchas áreas de México.
En 1767 lo eligieron presidente del grupo de franciscanos designado a reemplazar a los jesuitas expulsados de sus misiones en Baja California. Dos años después, Serra tomó parte en la expedición para extender la frontera española hacia el norte y ocupar Alta California. De 1769 hasta su muerte en 1784, Serra fue presidente de las misiones franciscanas en Alta California. Durante su presidencia, se fundaron nueve misiones por la costa de California junto a las doce anteriormente fundadas y lo hizo entre diversos grupos de indígenas, los Kumeyaay, Ohlone, Salinan, Tongva, Cjachemen y Chumash.
Fray Junípero se esforzó por congregar dentro del complejo misional a los indígenas que vivían cerca. Esperaba poder darles a conocer, poco a poco y de una manera voluntaria, los fundamentos del catolicismo. Muy a menudo peleaba con las autoridades militares acerca de la mejor manera de tratar a los indígenas y hasta viajó una vez a la capital de México para persuadirle al virrey, en persona, de apartar a un comandante militar de su mando.
Durante los años que Serra estaba en California, miles de indígenas fueron bautizados y confirmados. Pero también muchos perecieron en las misiones, muchas veces a causa de las enfermedades introducidas por la incursión española en al área. Fray Junípero emprendió muchos viajes misioneros por California. Se mantuvo fiel a la misión hasta el fin de su vida a pesar de las enfermedades y debilidades físicas que padecía y que le agotaron sus fuerzas.
Falleció el 28 de agosto de 1784 en la Misión de San Carlos. Fue beatificado por San Juan Pablo II el 25 de septiembre de 1988 y canonizado por el papa Francisco el 23 de septiembre de 2015 en Washington EEUU.
https://www.usccb.org/es/node/27/beato-junipero-serra
SAN JUNÍPERO SERRA, PEREGRINO
El franciscano Junípero Serra fue un peregrino no de un santuario establecido e histórico, sino de un Evangelio itinerante. Fue peregrino del Evangelio, apóstol en el sentido más cercano a Los Doce. Los miles de kilómetros que recorrió fueron el signo que nos remite al misionero incansable, aunque estaba cojo y con graves achaques. Nos remite a la aventura del apóstol que crea un entorno adecuado para el nacimiento y crecimiento de la fe, que propone la fe a quien voluntariamente quiere conocer a Jesús, que transforma la realidad social y económica desde la utopía cristiana. Aquí tenéis un resumen de sus viajes.
1749, Viaje de Palma de Mallorca a México en barco: 9.377 línea recta.
Casi ocho meses de abril a diciembre.
1750, Viaje caminando de Veracruz a la ciudad de México, 390 kms.
1750, Misiones en la Sierra Gorda de Querétaro.
Aquí las distancias no eran grandes. Es una zona de barrancos y cumbres
espectaculares. Desde los 310 metros sobre el nivel del mar a cimas
de más de 3.000 metros de altura.
Viaje hasta san Diego
- 1766, Ciudad de México al puerto san Blas (Tepic), algo más de 850 kms.
- 1768, Puerto san Blas a puerto san Diego, 2.280 kms.
1769, Viajes misionales entre san Diego y san Francisco.
Entre san Diego y san Francisco hay 820 Kms.
1772-74, Viaje a ciudad de México y vuelta. Barco, mulas, carros, a pie…
Casi 3.000 kms.
SANTA FRANCISCA JAVIER CABRINI (1850 - 1917)
Francisca estudió con mucho ahínco y obtuvo el título de maestra. Solicitó la admisión en las Hijas del Sagrado Corazón, que habían sido sus maestras, pero no se le permitió ingresar debido a su delicada salud.
Sin desanimarse, se ocupó del orfanato de la Casa de la Providencia en Codogno, Italia, donde enseñó y realizó obras de caridad. Allí hizo sus votos religiosos en 1877, añadiendo Javier (Saverio en italiano) a su nombre en honor del santo jesuita Francisco Javier, patrón de las misiones. En 1880, con siete mujeres jóvenes, Francisca fundó el Instituto de las Hermanas Misioneras del Sagrado Corazón de Jesús. Era tan ingeniosa como devota, y siempre encontraba personas que le donaban lo que necesitaba en dinero, tiempo, trabajo y apoyo.
Francisca y sus hermanas querían ser misioneras en China, por esa razón fue a Roma para conseguir una audiencia con el Papa León XIII. Contrariamente a lo que ella esperaba, el Papa le dijo que fuera no a Oriente, sino a Occidente, a Nueva York y no a China. Tenía que ayudar a los miles de inmigrantes italianos en Estados Unidos.
En 1889, la Madre Francisca Cabrini y sus Hermanas entraron en un mundo nuevo: la ciudad de Nueva York. Al principio, tropezaron con muchas dificultades y decepciones, pero como siempre, Francisca perseveró. Organizó clases de catecismo y educación para los inmigrantes italianos y se ocupó de las necesidades de los numerosos huérfanos. También fundó escuelas y orfanatos a pesar de las tremendas dificultades que se le presentaron.
Su deseo era difundir el amor y la devoción hacia el Corazón de Jesús a través de la oración, el ejemplo y el trabajo de sus Misioneras, promoviendo la solidaridad, la defensa de la vida y la dignidad del ser humano. Falleció en Chicago en 1917.
Beatificación, 1938. Canonización, 1946. Santa Francisca Javier Cabrini fue nombrada Patrona de los Inmigrantes en 1950, y en 1999, el Papa San Juan Pablo II se refirió a ella como la Misionera de la Nueva Evangelización.
Líder religiosa, administradora de empresas y portavoz de los oprimidos, la Madre Cabrini fue siempre una mujer compasiva. A pesar de las dificultades, la mala salud y las desilusiones, la paz de su alma le permitía irradiar una alegría nacida de la confianza inquebrantable en la divina providencia. Esta confianza total en Dios fue la característica más destacada de su personalidad y la fuente de una fuerza interior que la impulsó a alcanzar logros notables en un periodo de tiempo relativamente corto. Algunos vieron en Cabrini la encarnación de las aspiraciones de los inmigrantes: salir adelante, sobresalir, demostrar su valía. Otros, en cambio, atribuyeron sus logros al celo de una santa.
Hna. Mary Louise Sullivan, MSC, Madre Cabrini, Inmigrante italiana del siglo XX
MADRE CABRINI PEREGRINA
Siendo niña, Francisca Cabrini se había caído al río, y desde entonces tenía horror al agua. A pesar de ello, cruzó el Atlántico por primera vez, con seis de sus religiosas, y desembarcó en Nueva York el 31 de marzo de 1889 (39 años). Entre 1901 y 1913 inmigraron a Estados Unidos 4.711.000 italianos.
Pronto llegaron a la Madre Francisca solicitudes de todo el mundo para que fundara escuelas. Viajó a Europa, América Central y del Sur y por todo Estados Unidos (Newark, Scranton, Chicago, Denver, Seattle, Los Ángeles, Colorado, Chicago…). Cruzó el océano Atlántico en 23 viajes, cabalgó por los Andes y recorrió las tierras de Centroamérica, Brasil, Argentina, Europa y Estados Unidos en tren e incluso a pie, fundando un total de 67 instituciones: escuelas, hospitales y orfanatos.
SUS PALABRAS
EL AMOR DE DIOS, CUANDO PENETRA EN UN ALMA,
NO SOLAMENTE ALIGERA TODA PENA,
SINO QUE HACE LLOVER EN ELLA TANTO ROCÍO DE PARAÍSO
QUE LA ALEGRA Y LA EMBRIAGA.
CARTAS, 15 DE OCTUBRE DE 1891